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¿Son malos los libros autopublicados?

El mito del libro autopublicado.

Es una creencia muy extendida que los libros autopublicados son muy malos. Por esta razón, muchos lectores prefieren ir a las librerías para adquirir algo que tenga un sello editorial, como si fuera una marca de calidad asegurada. Y hace mucho tiempo quizás lo fue. No en vano, grandes autores nos han legado obras que permanecen con el tiempo.

Pero la realidad ahora es otra. Muchas editoriales buscan primero las ganancias y después, esperan que la calidad pueda quizás florecer por algún lado. El gran problema del lector en la actualidad es la gran cantidad de ofertas literarias. Para darte un ejemplo: mi libro está entre unos 2000 sólo en una categoría en Amazon. Si a eso le agregara la cantidad de libros que hay publicados solo en este gigante, la cantidad aumentaría exponencialmente. Esto hace que nos encontremos con todo tipo de lecturas y plataformas. Desde la forma más mezquina de conseguir lecturas como lo son las páginas pirata, hasta las plataformas de ventas.

Varias formas de llegar a tu próxima lectura.

En el caso de las páginas pirata, no creas que es algo inocente. El autor no gana nada y quien administra la página, sí. De este modo, estarás contribuyendo con el ladrón, no con quien escribió la historia que tanto disfrutas (o no, pero eso ya es asunto vuestro). Hay casos excepcionales en los que el libro es muy difícil de conseguir o desmedidamente caro. En este caso, tengo mis reparos.

En cuanto a las plataformas de internet, puedes encontrar libros en lugares como wattpad, donde puedes leer gratis y solo tienes que estar registrado. También puedes subir tus propias creaciones. Existen otras plataformas, pero no he buceado en ellas. Así que solo puedo hablar con propiedad de la que disfrutan miles de usuarios en todo el mundo.

Finalmente, están los nichos de venta como Amazon o las viejas y queridas librerías del barrio.

Si deseas leer un libro que ha pasado por varios filtros, ya sabes que debe tener el sello de una editorial conocida. A mí me atraen muchos títulos de Océano, Alfaguara, Salamandra, y las ediciones de Penguin Random House (quienes han comprado unos cuantos sellos editoriales).

A veces no es fácil conseguir un libro.

Aquí en Montevideo no tengo editorial favorita, pero sí librerías. Las librerías del Virrey es uno de mis paseos favoritos y donde he encontrado los últimos tesoros que he leído (aquí encontré El Enigma Blackthorn y La Señal de la Plaga, por ejemplo). En segundo lugar, está Isadora libros (Aquí descubrí la saga Artemis Fowl).

Colonia del Sacramento. Uruguay.
Si quieres conocer Uruguay, Colonia es un buen lugar para comenzar. La imagen pertenece a Paranoideas y fue extraída de pixabay.

Amazon es donde suelo adquirir los demás libros que no se consiguen en físico por aquí. Vivir en esta parte del mundo tiene sus desventajas. Uruguay posee 3 millones y medio de habitantes, lo que nos convierte en un mercado diminuto para la literatura (no para el fútbol, sin embargo).

Esto genera una afluencia de títulos para determinado público, muy escasa. Es difícil ver libros de Brandon Sanderson en las estanterías, para poner un ejemplo claro. Aún así, encontramos al señor Harry Potter hasta en la sopa. Como los libros que me atrapan no son tan conocidos, se suelen dejar algunas sagas por la mitad (De Tombquest solo logré conseguir uno en físico, los demás debí comprarlos en Amazon).

Buscando en Amazon es donde suelo encontrar una ingente cantidad de autopublicados. Y es aquí donde debo recordar algo antes de decir si, a mi criterio, un libro autopublicado es recomendable o no.

El escritor debe ser un artista, pero también un profesional en lo que hace.

Hay varias formas para que un libro vea la luz. Lo que debe primar aquí es la profesionalidad del autor. Qué está dispuesto a dar y a sacrificar para ofrecer algo de calidad mínima.

Escribo desde los trece años. A los quince ya quería publicar mi primera novela y me moría por encontrar una editorial que le de un hogar a tan preciosa obra de arte. No se dio la oportunidad (por suerte). Con el tiempo, la vida me atrapó y fui escribiendo algunas veces —con espacio de años—. Herederos de la Oscuridad me llevó escribirlo y publicarlo, unos 8 años.

Hasta hace poco, aun creía que escribía bien. Este libro tenía otro inicio y le faltaban datos. Mi lector cero me aconsejó cambiar el inicio y comencé a profundizar en la escritura. Descubrí que había un mundo ahí fuera y que debía manejarlo antes de publicar nada. Me anoté en una plataforma de cursos, miré vídeos de youtube de otros escritores, leí infinidad de blogs y comencé a aprender algo.

La página en blanco: la pesadilla del autor.

¿A qué va todo esto? A las diferencias. Cuando publicas con editorial, pasa por varios filtros, pero no está asegurada la calidad. En la actualidad, muchas editoriales buscan influencers, es decir, figuras que ya tienen audiencia formada que garanticen las ventas de antemano. Supongo que algún nombre te vendrá a la memoria como a mí.

¿No te recuerdan algunos libros a algo que ya habías visto antes?

Esto también explica el triunfo de algunos fanfic debido al éxito que han tenido en plataformas como wattpad. Otra cosa que buscan las editoriales son autores ya consagrados. Nadie le va a decir que no a J.K Rowling. A veces, hay editoriales que se la juegan con autores nuevos y desconocidos sin audiencia formada; pero no son muchas.

Cuando el escritor no quiere modificar tanto su obra con base en los gustos y preferencias de la moda, opta por dos caminos. Uno es la publicación mixta. Una editorial se hace cargo del sello, pero el autor paga parte del gasto de edición.

Si el autor desea ser su propio editor, pero que tenga los filtros correspondientes, se avocará a la autopublicación. En este caso, deberá pagar de su bolsillo la maquetación, la portada, la corrección de estilo y ortotipográfica, el informe de lectura, etc.

Pero, si el autor no quiere gastar dinero de su bolsillo, cree que es capaz de hacer solo todo el proceso y no tener que modificar su historia: elegirá la autoedición.

Y al final, el problema es el ego del escritor.

Y aquí está el problema. No podemos valorar nosotros mismos lo que hacemos. Siempre estará viciado por nuestro punto de vista. Es el lector quien decidirá si lo que escribimos es bueno o no. A menos que escribir sea un pasatiempo y que solo lo hagamos para nosotros, debemos asegurar la calidad mínima. Estamos escribiendo para alguien más. Ese alguien merece que lo que lee no tenga, por ejemplo, faltas de ortografía. No se me ocurriría ir a un médico que no sepa dónde se encuentran los órganos del cuerpo humano. Tampoco pretendo leer algo lleno de faltas de ortografía (y he leído algo así en Wattpad). 

Aquí es donde el autor deberá elegir. Si se arriesga a pasear por las editoriales,  asume los gastos o si lo publica haciendo todo el proceso personalmente. 

Es de este tipo de publicaciones que surge el mito. Yo no suelo leer autoeditados. Los detecto en las primeras dos carillas. Al comprar en Amazon para kindle, puedes descargar parte del contenido del libro en forma gratuita, de prueba. Si te gustó, pagas el resto. Cuando un título me atrae, descargo la muestra y si comienzan a aparecer las faltas de ortografía o errores en la narrativa en las dos primeras carillas, lo elimino.

Los autopublicados me aseguran que la historia que leo es la que el autor quiso contar. No afirmo ni niego que una editorial le rechazara y por eso optara por autopublicar, porque en la mayoría de los casos no es así. Muchas veces el autor simplemente quiso arriesgarse con los gastos y ser su propio jefe. Esto no quiere decir que no tuviera filtros. Los tuvo, solo que los pagó el propio autor. En Twitter, por ejemplo, hay muchos ilustradores que ofrecen sus servicios a estos autores. También hay empresas diseñadas para ofrecer servicios para autopublicados. 

Quebrar una lanza por los autopublicados.

En mi caso, opté por no presentar el libro en ninguna editorial. Lo sopesé muchas veces y al final decidí que yo quería tener el control del contenido de la historia. Ahora ya están escritas sus dos partes finales, pero a la espera de que termine de revisarlas y de que mi presupuesto pueda financiar el alto costo que supone publicarlas. 

Por todo esto, no hay que tener miedo de comprar un libro autopublicado. No lleva sello editorial, pero ha pasado por todo un proceso de pulido antes de llegar a tus manos.

La novela se termina, va a lectores cero, se solicita (si el presupuesto aguanta), un informe de lectura, se vuelve a revisar.

Regresa de nuevo a los lectores para ver si los cambios mejoraron la obra. Mientras tanto, comienza la búsqueda de un portadista (casi siempre ilustradores que trabajan por cuenta propia). Se realiza la corrección ortotipográfica y de estilo (este paso jamás debe obviarse). Cuando está casi pronto, se lleva a maquetar (a menos que te rompas el cráneo aprendiendo como hacerlo, algo que no sé si quiero repetir).

Y por último, cuando ya está impecable, se sube a alguna plataforma y el propio autor deberá ahora continuar el trabajo de hormiga de dar a conocer su obra sin hacer spam. Deberá saber lo mínimo de marketing (donde fallo estrepitosamente ), y serán fundamentales las opiniones en Amazon y los seguidores que el autor logre ir consiguiendo.

Con una editorial detrás, este trabajo se haría más sencillo. Sin embargo, la autopublicación y los riesgos que implica la convierten en un verdadera aventura.

¿Y qué escritor de fantasía o aventuras no querría vivir una? 

Aquí te dejo unos ejemplos de autopublicados muy bien escritos y muy atrapantes que ya habrás visto aquí entre las reseñas: El misterio de la Reina Nefertiti. Y un libro escrito por una autora que además es ilustradora: La Hermandad de los Dragones.

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