Reseña de La señal de la plaga
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Autor: Kevin Sands.
Traductor: Laura Lecuona.
Editorial: Océano.
Año: 2017
Regreso a la aventura
De nuevo en la botica de Christopher Rowe.
El segundo libro de Kevin Sands continúa con las aventuras de Christopher Rowe, un aprendiz de boticario de 14 años, en el Londres del año 1665. Nuestro protagonista se ha quedado sin maestro luego de los sucesos con el Fuego del Arcángel y la secta que lo quería. Ahora debe tratar de manejar la botica con ayuda de su mejor amigo Tom.
Pero las cosas no son tan fáciles para el ingenioso protagonista. Aun no puede disponer de la botica como desearía debido a su edad. Tampoco le han pagado la suma acordada por el gremio de boticarios por su gran aporte a la ciudad. Esto lo lleva a tener que controlar cada trozo de pan que él y su amigo se llevan a la boca. Para empeorar más las cosa, está la peste.
Varias fueron las instancias en que alguna peste asoló Europa antes de que se descubrieran los tratamientos adecuados para tratarlas. La penicilina tardaría unos docientos años en aparecer y la superstición era moneda corriente para atender la enfermedad o tratar de evitarla. Por esta razón, si bien una botica podría funcionar bien, Christopher tiene prohibido vender productos o tratar personas. Solo puede desprenderse de algunas cosas puntuales para asegurarse un sustento diario mínimo. Cuando la plaga se encuentra en un momento muy crudo cobrando muchas vidas, aparece un posible milagro.
Un maestro boticario llega al puedo y asegura tener la cura para la peste. Ante la gran oportunidad de tener un nuevo maestro y salvar a la ciudad, Christopher no duda en ofrecer su botica. Lo que nuestro protagonista desconoce es que esta oferta lo colocará otra vez en medio de otras tramas que incluyen nuevos asesinatos. Deberá una vez más utilizar todo su ingenio y coraje para salir de situaciones que le muestran la cara de la muerte.
Personajes nuevos
La peste y las oportunidades.
Ya he hablado en la anterior reseña de los personajes y de la ambientación. Solo ha transcurrido poco más de un mes desde los acontecimientos del primer libro. Por lo tanto, no es mucho lo que ha cambiado. En el enigma de Blackthorn, la peste ya estaba navegando por la ciudad, pero lo hacía de un modo muy sutil. Debido al frío del invierno no había llegado a expandirse tanto. En este segundo libro, el verano se insinúa más cálido de lo normal y esto dispara la plaga.
Todos están asustados con la cantidad de muertes. Incluso nuestros protagonistas. Christopher y Tom atienden la botica todos los días y solo Tom tiene necesidad de salir para regresar a su casa por la noche. La ambientación continúa siendo Londres, pero más lúgubre. Muchos se han ido de la ciudad. Varios comercios permanecen cerrados haciendo que los recursos sean más escasos. El abandono toma las calles.
Nadie quiere contagiarse, así que el contacto con otros es el imprescindible. La plaga va dejando marcas: en el cuerpo de las víctimas y en las fachadas de las casas. Ningún londinense quiere ver una cruz con una frase pintada en la puerta de sus hogares.
Christopher quiere encontrar una cura. En esta búsqueda encuentra respuestas que no esperaba y un nuevo testamento de Benedict Blackthorn. Y también una nueva aliada. Aparece una amiga trayendo por fin al tan esperado personaje femenino.
Sally también es huérfana. Ha quedado en la calle debido al cierre del orfanato y una eventualidad ha querido que se cruzara con Christopher. Una vez más el buen corazón del protagonista le pone en una encrucijada: desea ayudar a la chica ya que sabe muy bien lo difícil de su situación, pero no tiene como. Los recursos son escasos. La comida lo es más. En alguna oportunidad, tanto Christopher como Sally insinúan no necesitar más ración de la que les ha tocado para que el otro pudiera tener un poco más.
Esta generosidad entre los que poco tienen es una de las cosas que generan mayor empatía con los personajes. Sally tampoco es lenta. Su sagacidad la ponen muy al corriente de las andanzas de sus amigos con rapidez. Este personaje tiene una chispa interesante y mucho valor. En especial a la hora de enfrentar el peligro para ayudar a sus amigos. Y tiene además, un fuerte cuerpo de valores: no roba aun en la necesidad. Es de confianza incluso cuando no tiene nada que perder. Este nuevo personaje pisa fuerte y tiene mucho para dar.
Hay un repertorio interesante de nuevos personajes, en especial antagonistas, que amplían el escenario de la aventura.
El rostro de la muerte, el fin del mundo y los milagros.
Lo peor del ser humano.
Una de las cosas más llamativas que tiene esta segunda entrega es la descripción de la sociedad de la época. Perdida entre luces y sombras, acorralada por un enemigo desconocido, la sociedad se fragmenta. Por un lado están los que intentan hacer algo y contener a los que sufren, como los médicos de la peste. Por otro, tenemos a aquellos que abandonan incluso a sus familiares huyendo del riesgo a contraer la enfermedad. Finalmente, aparece un grupo bastante ruin de oportunistas mezquinos que son capaces de aprovecharse de la situación. También muestra esa horda de resentidos que, presas del miedo o el dolor de la pérdida, no tienen reparos en linchar públicamente a un chico para desahogarse.
Las situaciones límite llevan a muchos a dejar salir lo peor del ser humano. Y es contra esta naturaleza vil que los tres chicos; Christopher, Tom y Sally, deberán lidiar. Es en muchos sentidos la oposición entre valores y deshumanización. No es la lucha entre el bien y el mal, sino entre quienes conservan la capacidad de hacer lo correcto y los que ya no vislumbran qué los hace humanos.
Además de toda la vorágine de situaciones y enfrentamientos que llevarán a Christopher a ver la cara de la muerte muchas veces, aquí deberemos decir adiós a algunos personajes. La peste no solo se llevará a los que desconocemos.
Para saber un poco más y sumergirte en esta vertiginosa aventura contrarreloj, te recomiendo leer este libro.
Las imágenes de este post son libres y fueron extraídas de pixabay. Sus autores son _cristina_, VIVIANE6276 y BlendArt.